domingo, 27 de abril de 2008

"el bonito"

"..Su cabeza era un torbellino, pero un torbellino lento y pesado, no de aguas transparentes,(aunque furiosas) sino de una pegajosa mezcla de residuos, de grasa y de cadáveres descompuestos junto a pequeñas fotografias desamparadas y restos de queridos objetos, como en las grandes inundaciones. Se veía en una siesta solitaria, caminando por la ribera del riachuelo, "como un guachito" (le había oído decir a un vecino) triste y solitario, cuando después de la muerte de su abuela, había puesto todo su cariño en el Bonito, que ladraba alegremente. "Que feliz es ser perro" había pensado entonces y se lo había dicho a don Bachocha, que lo había escuchado pensativo fumando su pipa. Y de pronto, en medio de aquella confusión de ideas y sentimientos, también recordó un verso. No de Dante ni de Homero, sino de un poeta tan callejero y tan humilde como el Bonito. "¿Dónde estaba Dios cuando te fuiste?", se había preguntado aquel desdichado. Sí, dónde estaba Dios cuando su madre saltaba la cuerda para matarlo. Y dónde estaba cuando al Bonito lo aplastó el camión de la Anglo; a Bonito, a un pobre e insignificante ser en el mundo, echando sangre por la boca, con toda la parte posterior de su cuerpito convertido en una inmunda pasta y con sus ojos mirándolo tristemente a él, en su espantosa agonía, como haciéndole una pregunta muda y humilde; un ser que ninguna culpa tenía que pagar, ni suya ni de los demás, tan pequeño y tan pobre cosa como para merecer al menos la justicia de una muerte apacible, adormecido en su vejez, rememorando algún charco en verano, alguna larga caminata por el borde del riachuelo..."Sobre Héroes y tumbas" Ernesto Sabato

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